Pese a las repetidas solicitudes efectuadas por el presidente de la Asociación Profesional de Expertos Técnicos Inmobiliarios (ETI), Pedro Enrique López, la ministra de Vivienda, María Antonia Trujillo ha ido eludiendo concederle una entrevista. La ETI pretende dicutir con la ministra las revindicaciones del sector, tendentes a corregir lo que en su opinión ha sido la ‘liberalización exagerada’, que permite que cualquier persona pueda ejercer de intermediario inmobiliario. Según la ETI esta situación ha generado una mala imagen de la figura del Agente Inmobiliario, creando un clima de desconfianza entre los potenciales clientes. Por ello la ETI propugna una “ley de mínimos” que regule la actividad de los profesionales inmobiliarios.
Como un filtro para frenar la entrada de cualquier persona en la actividad, la ETI propugna el establecimiento de un seguro de responsabilidad civil por valor de 1.200.000 euros. El Ministerio de Vivienda ha insinuado sobre este punto, que el seguro no excedería, de existir, los 300.000 euros. Así mismo, la ETI desean la creación de un registro de intermediarios autorizados.
Por otro lado, la ETI desea que Hacienda establezca incentivo que dinamice la actividad del sector. “Hay que establecer incentivos para dinamizar un sector que ahora está algo parado”, dijo López. Ante el carácter excesivamente gremial y corporativo de las revindicaciones de la ETI el Ministerio prefiere no definirse y elude mantener la reunión.
En mi opinión, realmente es ciertamente mala la imagen que el Agente Inmobiliario tiene entre el público, tanto entre los que desean ofertar una vivienda, como entre los que buscan hogar, y ello es debido a que el público percibe como insuficientemente y poco útil la labor del Agente Inmobiliario, en la intermediación de la operaciones de compraventa.
Observemos cual es la labor que efectúa un intermediario de la venta de vehículos usados. Cuando un particular desea vender un vehículo de segunda mano a través de un compraventa de vehículos, lleva el coche a su taller, y se le hace una valoración. Si llegan a un acuerdo, recibe de inmediato el importe pactado.
Por su parte el taller de compraventa, repara los golpes que tenga la carrocería, limpia y adecenta lo más posible el interior del vehículo, repasa las ruedas, el embrague. el motor etc. sustituyendo los componentes más deterioradas y una vez puesto a punto, lo pone en su exposición esperando el comprador y por su cuenta pone anuncios y hace otras actividades de marketing para atraer compradores.
Llegado el cliente del vehículo, después de probar su funcionamiento en carretera, se el vende el vehículo con una garantía de uno o dos años y lleva a cabo todo el papeleo de transferencia del vehículo.
Si los Agentes inmobiliarios tuviéramos con las viviendas una acción semejante a la que efectúan los compraventas de vehículos, con seguridad nadie discutiría la utilidad de nuestra intermediación en el mercado de compraventa.
Via Via Boletín de Urbaniza.com