Empiezan a aparecer artículos en la prensa generalista que abordan el tema de la creciente morosidad de las hipotecas en España. La realidad es que a pesar de que la morosidad en España sigue siendo muy baja, está aumentando a un ritmo bastante alto y ya se pueden ver casos dramáticos entre las familias españolas.
Es cierto que lo último que dejan de pagar los españoles es su hipoteca, pero las entidades y los abogados empiezan a ver un perfil recurrente en el tema de los embargos: una persona joven, de entre 25 y 35 años, mileurista y muchas veces inmigrante, que se metió en una hipoteca cuando los tipos de interés estaban en mínimos históricos.
A los bancos no les interesa embargar, ya que el proceso es lento y a veces no se puede recueprar la deuda (con lo que el embargado seguiría teniendo que pagar parte de la deuda después del embargo). Y por tanto el banco dará todas las facilidades del mundo para evitar llegar a tal situación. Pero cuando no hay renta disponible no hay nada que hacer.
Y es que muchos bancos han concedido hipotecas a gente por un porcentaje excesivamente alto, hasta un 70% de la renta. Es cierto que se han cubierto las espaldas, pidiendo avales de familiares, pero esto puede hacer que los niveles de embargo sigan subiendo en los próximos meses. Sin embargo casi todo el mundo niega que se lleguen a los niveles de los 90, cuando la tasa de morosidad superó el 5%. De momento nos encontramos por debajo del 1%, aunque subiendo.
Vía | El País