No es que sea una empresa muy conocida, pero sí que muestra un síntoma en el panorama inmobiliario español. Esta pequeña inmobiliaria andaluza ha presentado suspensión de pagos debido a la imposibilidad de lograr nuevos créditos y al hundimiento del mercado inmobiliario.
La consecuencia es que una empresa que lleva operando 20 años en el sector es incapaz de hacer frente a sus pagos, con lo que un juzgado deberá decidir quien cobra y cuánto, de entre sus socios y acreedores.
Como este caso vamos a ver muchos en los próximos tiempos. La situación actualmente es muy difícil y muchas empresas se han lanzado a planes totalmente locos debido a la presión del entorno («si todos se están forrando, como voy a ser el único pringao«). Esto se junta a una situación en la que es prácticamente imposible deshacerse de patrimonio para obtener liquidez y a que los bancos tampoco están dispuestos a dar créditos como hace unos años, y tenemos una combinación explosiva.
Es un caso no muy alarmante, pero que posiblemente veamos repetirse en el futuro.
Vía | El País