Ahora que ya sabemos quien va a ser el próximo Presidente del Gobierno, creo que es conveniente repasar las promesas que ha hecho en la campaña en materia de vivienda, pues es un tema bastante serio e importante y, debido principalmente a una incipiente crisis económica, ha quedado un poco de lado en la campaña.
Sin embargo sí que ha habido promesas sobre este tema. Luego ya veremos si las cumplen, aunque, como dicen algunos, no sé que es peor, que hagan promesas o que las cumplan. En el caso de la vivienda ha habido tres promesas principalmente, de las cuales estoy en profundo desacuerdo con una.
- La promesa más importante en materia de vivienda es la construcción de 150.000 viviendas de protección oficial al año. Es una cifra muy alta (en la actualidad se están construyendo entorno a 67.000) y que se podrá alcanzar siempre que haya acuerdos con las Comunidades Autónomas y municipios, pues aunque el dinero sale del Estado, la construcción y adjudicación depende de estas dos administraciones. Desde luego me parece una buena iniciativa porque en la actualidad, en algunas zonas de España la vivienda pública es la única opción de emancipación para mucha gente.
- La segunda promesa ya ha sido comentada por estas páginas, y es que la extensión de la duración de la hipoteca sea gratuito. En esto no estoy de acuerdo, como ya comenté, porque no es caro, porque los bancos ya están predispuestos a hacerlo y porque al final pagamos todos las locuras de unos pocos.
- La tercera promesa más bien son buenas palabras. Dijo Zapatero en su segundo debate en TV con Rajoy que para hacer frente al paro en la construcción adelantaría obras públicas y crearía planes de recolocación de gente del mundo de la construcción a otros sectores. Las obras públicas se pueden adelantar, no hay dudas sobre esto (tirando de chequera, claro está), pero la recolocación me parece más bien una esperanza.
Habrá que estar pendiente en esta legislatura del cumplimiento de estas promesas.
En El Blog Salmón | Zapatero gana las elecciones: resumen de sus promesas económicas