Es un hecho demostrado que en cuanto firmas la hipoteca, te das cuenta de que necesitas estudiar un poco de macroeconomía. Términos como «Banco Central Europeo», «Reserva Federal» e «índice armonizado de precios de consumo en la zona euro» de repente se mezclan en las conversaciones de pareja con el «hay que comprar leche», o el último expulsado de Gran Hermano. Quieras o no, te das cuenta de que las decisiones de las reservas económicas de los grandes mercados terminan afectando a lo que te queda en cuenta para hacer la compra, así que hay que estar al día.
Esta semana Jean-Claude Trichet, presidente del BCE, anunciaba que se mantienen un mes más los tipos de interés en el 4%, a diferencia de la Reserva Federal estadounidense que últimamente está bajando sus tipos de forma considerable. ¿Cómo puede afectar a esto a las hipotecas? ¿Es un reflejo del estado actual del sector inmobiliario? ¿El hecho de no haberlos bajado todavía puede representar un lastre que añadir a la desaceleración (para unos) o crisis (para otros) de la construcción?
Subir los tipos de interés significa que se piden menos préstamos personales, lo que reduce el nivel de consumo y contiene por tanto la inflación. Una fuerte bajada de los tipos causaría el efecto contrario, una tendencia a la inflación al haber más liquidez. Pero la falta de consumo podría causar una bajada descontrolada de precios que tampoco es deseada, pues aumenta la desconfianza en el sistema monetario: si los precios bajan de forma acelerada también se frenan las bolsas, puesto que se considera que habrá ahorro si se espera a que el precio baje más. Pero si la inflación en la Eurozona está alcanzando picos históricos, ¿no tendría que haber reducido los tipos el BCE? Pues la explicación está en una oportuna coyuntura: la bajada del Euro respecto al Dólar.
Después de haber llegado a la barrera de los 1.50 dólares, el euro ha comenzado desinflarse. Esto supone que exportar productos salga más rentable, alivia las pérdidas por tipos de cambio de las empresas y, como consecuencia de esto, permite establecer un escenario favorable a la reducción la inflación. De esta forma, el BCE logra allanarse el camino sin tocar los tipos de cambio, algo así como animar a la economía pero de forma más discreta que con bajadas pronunciadas, como ha hecho la Reserva Federal de EE.UU., con escaso éxito hasta ahora, por cierto.
La jugada del BCE aparentemente le ha salido bien. Trichet deja abierta la posibilidad de lo que sería la primera bajada de tipos en cinco años. El mantenimiento al 4% supone que las hipotecas seguirán esa línea de estabilidad con tendencia a la baja, puesto que el Euribor depende de forma crítica de este factor. Un euro fuerte, pero no demasiado caro, permite reducir el coste de las importaciones de petróleo sin penalizar en exceso las exportaciones. Y en las bolsas americanas se empieza a vislumbrar algo de estabilidad al final del túnel.
Eso sí, la letra de la hipoteca llegará religiosamente cada mes. Y el mes que te toca renegociarla, ese mes el Euribor no baja, la Ley de Murphy no deja dudas…
Vía: El Economista
Más información: IRPH
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