Era de esperar, el constante y marcado aumento del precio de la vivienda ha propiciado que las inversiones extranjeras en el mercado inmobiliario mallorquín se hayan reducido en un 25%. Si hasta hace poco la isla era un paraíso para muchos ingleses y alemanes, siendo un lugar ideal para poseer una segunda residencia donde veranear o pasar largas temporadas, actualmente, el alto precio de los inmuebles vuelve reticentes a estos posibles inversores que probablemente terminarán buscando una oferta turística donde el precio de una segunda residencia no sea tan elevado como en Mallorca.

Pero los altos precios no sólo afectarán al mercado inmobiliario de la isla, todo lo que rodea al negocio turístico también se verá perjudicado. Los expertos indican que ahora se han instaurado tiempos de vacas flacas, el gran impulsor del mercado inmobiliario, turistas alemanes e ingleses, han dejado de insuflar fuerza a la maquinaria inmobiliaria.

Los precios que se presentan no son nada atractivos, 5.400 euros por metro cuadrado en un apartamento con una calidad media-alta y 4.500 euros el metro cuadrado de un chalé, ambas propiedades ubicadas en zonas residenciales.

Sin embargo, las viviendas de lujo situadas junto al mar o en plena montaña, son segundas residencias con mayor salida y actualmente las más solicitadas por los adinerados y fuertes inversores. No sólo en la compra, también en el alquiler se han disparado las demandas de este tipo de viviendas y por supuesto los precios. La ley de la oferta y la demanda es así, y es que serán muchos los elitistas que prefieran pasar sus vacaciones en lugares a los que los menos pudientes no pueden acceder.

La fuerte demanda va relacionada con el increíble crecimiento demográfico que Mallorca ha sufrido durante los últimos años, si añadimos la escasez de ofertas, tenemos un cóctel que proporciona como resultado precios galopantes ya sea para el alquiler o la compra.

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